Calidad ambiental en los interiores

Así como miramos de comer equilibrado, de hacer ejercicio, de descansar las horas necesarias… para mantenernos sanos, los espacios donde pasamos nuestro tiempo también deben mantenerse sanos.

¿Por qué? Pues porque el aire que respiramos en ellos es igual de importante que la ensalada o las 8 horas de vigilia.

No en vano, todo lo que inhalamos entra en nuestro cuerpo, nutriendo o contaminando nuestras células. Te cuento más en este artículo.

 

¿Qué representa el ambiente interior?

Ambientes proviene del termino latino ambiens/ambientis que significa “aquello que rodea o cerca”. Basándonos en esta explicación, ambiente es todo ese espacio que nos envuelve, aquel lugar donde nos encontramos. En el caso que nos ocupa, el espacio de los interiores de los inmuebles, por tanto, están cerrados y dependen de nuestra acción para restaurar su calidad ambiental, ya sea mediante sistemas simples como ventilar abriendo una ventana o mediante métodos mecánicos como un intercambiador de calor. Dicho esto…

Ambiens = ambiente =aquello que rodea

¿Qué es la calidad del aire interior?

Según la doctora Gloria Cruceta, es el conjunto de condiciones ambientales en interiores, definidas por los niveles de contaminación química, microbiológica y factores físicos. Todos estos factores pueden o bien afectar la salud de los usuarios o bien promoverla.

Algunos estudios desvelan que en España se pasa alrededor del 90% del tiempo en el interior. No en vano nos llaman la “Indoor Generation”. Es más que sabido que la polución afecta a nuestra salud, es por eso por lo que en las grandes ciudades el aire es de peor calidad que, por ejemplo, en el campo. Pero… ¿sabías que el aire del interior de casa puede estar de 5 veces más contaminado que el exterior? A demás, las habitaciones de los niños suelen ser las más contaminadas.

El aire interior puede estar hasta 10 veces
más contaminado que el aire exterior

Enfermedades como el asma aumentan hasta un 40% en casas con humedades o moho. Y es que puede parecer lógico que estas patologías de la casa afecten al aparato respiratorio, es por eso por lo que cuando nos damos cuenta de que sale una mancha de moho, se suele eliminar rápidamente. El problema aparece cuando, sin saberlo, la mayoría de las personas se rodea de agentes contaminantes que no parecen tan lógicos a simple vista.

Objetos que dañan la salud

Si no sabes que ese objeto es malo para ti…. ¿cómo vas a deshacerte de él? Esta ahí por algo ¿no? Pero la realidad es que muchas de las cosas con las que convivimos son tóxicos por algún u otro motivo, por ejemplo, pueden serlo algunos detergentes o jabones, “inofensivos” juguetes de plástico, o incluso de madera pintados o lacados con la pintura equivocada, incluso los propios materiales de construcción.

Fuente: Cho et Al. (2021). Modificación y Traducción de Paula Aillón-García (Arquitecta PhD)  https://www.linkedin.com/in/paula-aillon-garcia-28b30313/) para el Libro “Edificios y Salud. Reinventar el hábitat pensando en la salud de las personas”.

Pero tranqui, si has llegado a este artículo es que te importa la calidad interior del aire que respiras. Para empezar, vamos a ver en qué interiores pasamos más tiempo para saber dónde podemos intervenir y en qué medida. A continuación, te daré algunas estrategias para poder minimizar esas toxinas y mejorar la salud ambiental.

¿Dónde invertimos nuestro tiempo?

El estudio AIMC Marcas  llegó a la conclusión de que pasamos en casa unas 15 horas diarias, proporción que aumenta los fines de semana, llegando al 62% del tiempo total. Le sigue el trabajo/escuela, y después el transporte, ya sean coches, tren, metro, autobús, tranvía… En cuanto al ocio, también suele ser “indoor” estando en primer lugar los bares, de 30 a 46 minutos diarios de media diaria.

Entonces parece obvio que empecemos por fijarnos cómo podemos mejorar la calidad del ambiente interior en casa.

Estrategias para mejorar la calidad interior del aire

1. Renovación del aire

Al abrir diariamente las ventanas y favorecer la entrada de aire exterior hacia el interior creamos una renovación, pero a la vez dejamos entrar contaminantes como las partículas en suspensión, polvo, moho, bacterias o humo. Así mismo, debemos ser conscientes del tiempo en que dejamos abiertas las ventanas del inmueble porque eso incrementará el consumo energético, en invierno se escapará la calefacción bajando la temperatura y en verano entrará el calor dentro, subiendo la sensación de sofoco.

Decir también que por costumbre más que por otra cosa, se suele abrir por las mañanas, y eso es genial para ventilar todo ese aire viciado generado durante la noche, pero te recuerdo todas las horas que pasamos en casa… así que si tu zona no está muy contaminada, también es bueno ventilar antes e ir a dormir.

De todas formas, recomiendo los sistemas de recuperación de calor, concepto que se merece un post exclusivo y que colgaré en un futuro próximo. Se trata de sistemas de ventilación mecánica controlada que favorece la salida del aire viciado hacia el exterior al mismo tiempo que deja entrar aire filtrado hacia dentro, además, lo hace con una regulación de la temperatura. De este modo nos ahorramos tener que abrir para ventilar, el problema de dejar pasar sustancias contaminantes o nocivas para nosotros y el hándicap añadido de la perdida de confort térmico con el gasto que ello conlleva.

2. Humos fuera

El humo del tabaco es uno de los mayores contaminantes de los interiores, y creo que todos conocemos sus numerosos factores de riesgo. Debemos tener muy en cuenta que no solo afecta a la persona fumadora sino también a todas aquellas que están a su alrededor, y que, como el humo del tabaco se queda impregnado en textiles, mobiliario, e incluso las propias paredes, nos iremos intoxicando aún mucho después de haber apagado ese cigarrillo. Por eso, lo más conveniente, es que no se permita fumar a menos de 7.5 metros del edificio, pues el aire exterior puede atraer ese humo hacia a dentro si se fuma a una distancia menor.

3. Productos de limpieza ecológicos

La mayoría de los productos de limpieza contienen químicos en sus fórmulas, incluso los más famosos. Pese a que ciertamente estos productos ayudan a limpiar, desinfectar y reducir o eliminar la aparición de plagas, alérgenos medioambientales y malos olores comportan efectos a corto y largo plazo

A corto plazo, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU demostró que los productos de limpieza químicos pueden provocar irritación en los ojos, nariz y garganta, dolor de cabeza, mareos leves, náuseas, diarrea, sarpullidos en la piel, alergias o ataques de asma. Eso teniendo en cuenta la exposición al producto, la sensibilidad y la edad o sexo de la persona expuesta.

Por poner un ejemplo, conozco a una mujer que suele lavar los platos aportando un chorro de lejía a demás del lavavajillas. Los productos con base de cloro tienen peligros muy elevados para nuestra salud a demás de contaminar mucho. Hoy en día se ha demostrado que ésta sustancia tan típica en la limpieza de los hogares produce dolores de nariz y garganta a causa de las partículas volátiles al aire, eso puede promover tos. 

También aumenta los problemas de asma pues ataca las células que protegen a nuestros pulmones. A demás, un estudio valoró a 9102 niños de entre 6 y 12 años que sus familias usaban lejía para la limpieza doméstica, concluyendo que esta sustancia aumenta el riesgo de infecciones respiratorias y de otros tipos, conlleva problemas de piel pudiendo llegar a problemas dermatológicos severos, entre otras cosas. Volviendo a lavar los platos con lejía… Imagina el daño que se está causando al interior del organismo.

Lo mejor que podemos hacer es adquirir productos que en sus etiquetas recen palabras como “natural”, “no tóxico” o “biodegradable”. Y si te atreves, hay páginas web dónde poder aprender a realizar nuestros propios productos de limpieza. Si te interesa, puedes echarle un vistazo a sostenibleosustentable

4. Utilizar materiales y sistemas de construcción saludables

En este apartado tenemos distintas vías. No es lo mismo crear la casa de cero, que redecorar. Si estamos pensando en construir nuestra propia casa des de cero, lo mejor es optar por la bioconstrucción, la cual se decanta por el uso de materiales y soluciones constructivas saludables y ecológicas, pensando en detalles como sistemas de ventilación mecánica como los intercambiadores de aire que mejoren de forma pasiva la calidad interior del aire, así como la utilización de revestimientos naturales como pueden ser arcillas, maderas sin formaldehidos o pinturas de cal. Hoy en día hay muchas empresas que se dedican a ello, como por ejemplo WES en Alicante.

 

Si el caso es que quieres reformar un inmueble para hacerlo más saludable, hay muchas cosas que también se pueden hacer como, por ejemplo, eliminar todos esos materiales de base que sean contaminantes, observando en detalle el origen y calidad de los revestimientos, como suelos y tabiques, el mobiliario e incluso el textil.

Pero también podemos hacer una pequeña intervención de redecoración, por ejemplo, eliminar la pintura tóxica de las paredes y cambiar las cortinas, alfombras y sabanas por tejidos más naturales.

¿Dónde encuentro los agentes contaminantes?

Los más usuales y destacados son aquellos productos derivados de la madera que suelen contener formaldehidos en los sellantes, adhesivos y pinturas o lacados, estos elementos contienen COV (Compuestos Orgánicos Volátiles). Los muebles fabricados con aglomerados son los más propensos a ello, y no digo que tengas que comprar muebles de madera maciza, hay alternativas como por ejemplo el contrachapado o los tricapas. A demás, la madera sin tratar no atrapa el polvo, ni la suciedad ni materiales contaminantes y lo mejor de todo es que ayuda a regular la humedad y reducir la condensación.

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Otro elemento a tener en cuenta son los textiles. Las alfombras y moquetas aumentan la creación de polvo, emitido posteriormente como partículas, algo a tener muy en cuenta si hay alérgicos en casa. A veces menos, es más, y podemos prescindir de las alfombras. Pero si queremos vestir el suelo, podemos evaluar la composición de los materiales antes de adquirir el producto y siempre que podamos, es mejor elegir accesorios con sellos de sostenibilidad como el Greenguard o el Greenseal. En Cataluña existe una empresa maravillosa llamada Organic Color Cotton, que ofrece materiales certificados de buena calidad.

 

Lo mismo pasa con las cortinas, lo se…. Ya se que las sintéticas se ensucian menos y no hay que plancharlas… pero crean electricidad estática y contienen productos químicos que no queremos en casa. ¿Por qué no optar por unas bonitas cortinas de lino o cáñamo?… ¿quizás algodón orgánico te guste más?

En cuanto a las pinturas, miraremos que sean lo más natural posible. Una gran opción es revestir las paredes, al menos una de cada estancia, con arcilla para mejorar la higroscopicidad, también podemos decantarnos por pinturas de silicato como las de Keim o de cal, puedes ver la gama de colores de Com-cal. Hay pintores especialistas en estos materiales, como los fantásticos DeFango, equipo en quien confío para revestimientos naturales interiores por su profesionalidad y el amor con el que realizan el trabajo, y es que la energía que ponemos en hacer las cosas también es importante.

Lo mejor para que no se nos pase nada por alto es elegir los materiales según su etiqueta. Ya sea material para la construcción, mobiliario o accesorios, la etiqueta nos permite saber sus propiedades, nivel de emisiones y origen.

Como conclusión, solo remarcar que se necesita entre 30 y 50 m3/aire por persona, y ese aire afecta a nuestra salud. Si queremos cuidarnos, hagámoslo de manera holística, cuidemos el agua que bebemos, los alimentos que ingerimos, la ropa que vestimos y… por supuesto, el aire que nos da vida.

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